CONTROL DE HELADAS Y MANEJO DE PREDIOS FRUTÍCOLAS MEDIANTE MÁQUINAS DE VIENTO
Qué son las máquinas de viento?
Las máquinas de viento son grandes torres con una altura de más de 10 metros, sobre las cuales se ubica una gran hélice en forma casi vertical (6 grados de inclinación hacia arriba). La hélice es accionada por un motor industrial que le permite entregar un gran flujo tubular de aire.
La máquina de viento toma aire de las capas superiores y lo reparte sobre el predio, generando una recirculación permanente de aire. Al girar sobre su eje vertical una vez cada 4.6 minutos, cada uno de estos aparatos ventila una circunferencia con un radio entre 90 y 150 metros, según el predio y el tipo de máquina de viento que se utilice.

La máquina de viento genera una recirculación permanente de aire sobre el predio. Esta recirculación de aire permite modificar ligeramente la temperatura del suelo agrícola y de los cultivos en él plantados, retrasando el ritmo de enfriamiento del aire en la noche y también el de calentamiento en el día. Como veremos más adelante, estos efectos permiten mejorar la productividad y calidad en diversos tipos de frutales en forma muy benigna, sin efectos secundarios.

Las máquinas de viento poseen una alta fiabilidad y una larga vida útil. Su bajo consumo de combustible y escaso requerimiento de mano de obra en operación y mantención, les otorgan un costo de operación muy bajo. Por otro lado, se trata de equipos de gran tamaño cuya compra e instalación involucra montos de dinero apreciables.

La efectividad de una máquina de viento está determinada por la cantidad de aire que es capaz de mover y cuán lejos lo puede proyectar. Hoy en día todas las máquinas de viento trabajan con una potencia de 125 a 160 HP en la hélice. Las hélices son muy grandes (5.6 a 6 metros de diámetro), y sus aspas surcan el aire a velocidades entre 650 kilómetros por hora. A esta velocidad, el roce es muy alto, por ende es necesario un sobresaliente comportamiento aerodinámico de la hélice para ocupar una mayor parte de la potencia del motor en empuje de aire, y una menor parte en roce.

Los parámetros como altura de la torre, velocidad de giro y ángulo de la hélice fueron ampliamente estudiados y ensayados durante los años 50, 60 y 70. Desde entonces se encuentran claramente definidos. En los últimos 20 años el desarrollo de las máquinas de viento se ha basado primordialmente en el aumento de la eficiencia de la hélice, llegando a duplicarse la capacidad de cobertura de estos equipos en ese lapso de tiempo. Los diseños de hélices emulan cada vez más a las hélices de helicóptero, tanto en forma como en estructura, por supuesto a costos muy inferiores.

Qué son las heladas?
La superficie de determinada zona de la tierra se calienta y enfría diariamente durante el día y la noche, respectivamente, debido a que en el día recibe más calor por radiación que el que pierde, y en la noche ocurre lo inverso. Durante el día la tierra se calienta mediante la radiación solar. Luego la tierra calienta el aire, y a mayor altura el aire es más frío. Tanto es así que a una altitud de 10.000 metros, la temperatura del aire es constante día y noche, y fluctúa entre los 65 y los 80 grados bajo cero. Si hay viento en el día, el suelo se calienta más lentamente y la temperatura del aire se hace más homogénea.

En la noche ocurre el proceso inverso. La tierra irradia hacia el infinito, perdiendo gran cantidad de calor. El aire frío se acumula cerca de la tierra, mientras el aire que está más arriba se enfría más lentamente. En noches sin viento ni nubes, el enfriamiento del aire y de los objetos en las cercanías del suelo es muy intenso. Cuando este enfriamiento es tal que la temperatura del aire a nivel del suelo baja a menos de cero grados Celsius, estamos en presencia de una helada radiativa.

Durante este tipo de helada, coexiste una película de aire muy frío sobre el suelo, con capas de aire menos frías ubicadas encima, producto de un enfriamiento más lento generado a medida que aumenta la distancia del suelo. A determinada altura, existe una capa de aire en que la temperatura alcanza su máximo nivel, habitualmente entre 8 y 25 metros desde el suelo. Esta capa de aire es llamada inversión térmica, o sea el lugar en que el gradiente térmico se invierte. Sobre ese nivel, la temperatura del aire disminuirá muy gradualmente con el aumento de altura.

El aire siempre contiene un grado de humedad. La capacidad del aire de contener agua disminuye a medida que baja la temperatura, hasta que a un cierto punto se satura, lo que dará origen a una capa de hielo particulado sobre la superficie de los frutales, característica de estas heladas.

Las heladas originadas por el desplazamiento de masas frías de aire formadas en otro lugar, reciben el nombre de heladas de advección. A gran escala, los llamados fríos polares son masas de aire que vienen de latitudes más frías. Estas masas debilitan el gradiente témico entre el suelo y la inversión térmica. Estas heladas casi nunca ocurren sólo ocasionalmente en predios aptos para el cultivo frutícola, pero cuando sobrevienen son difíciles de combatir. Es importante destacar que durante estas heladas la pérdida de calor por radiación también está presente, por lo que ambos factores se agregan, generándose temperaturas muy bajas.

En valles y partes bajas de laderas, las heladas ocurren con una brisa suave, producto del desplazamiento del aire frío que se forma en la superficie de los cerros, el cual baja por las pendientes por ser más denso que el aire circundante. Los valles cerrados y las depresiones, en cambio, tienden a llenarse de aire frío como un recipiente, de abajo hacia arriba. En consecuencia, en terrenos no planos la helada suele entrar desde una determinada dirección, generándose una advección de aire a pequeña escala. Por ende en un predio, casi siempre la helada entra por un determinado frente de helada. Mientras más abajo nos ubicamos en el valle, más gruesa se hace la capa de aire frío que circula a través de él durante la noche.

Mientras más seca está la tierra, menor es su capacidad calórica, por lo tanto se enfría con más rapidez durante la noche y se calienta con rapidez durante el día. La presencia de agua en la tierra retrasa la disminución de temperatura, así como el agua ubicada sobre la tierra, puesto que debe enfriarse antes que se enfríe el suelo. El suelo y el aire que lo toca sólo podrán enfriarse a temperaturas bajo cero una vez que el agua se congele y termine de liberar su calor de fusión.

Opciones tecnológicas para el control de heladas

El control de heladas ha sido desarrollado primordialmente en los Estados Unidos, Francia y Italia durante todo el presente siglo, con el objetivo de evitar las pérdidas de producción en predios frutícolas de toda clase. Las principales opciones para realizar un control de heladas son:

RIEGO POR ASPERSIÓN
Este método ha sido el más utilizado durante el presente siglo. Habiendo suficiente agua, el riego por aspersión permite regar y controlar heladas de excelente manera, pudiendo adaptarse a las más intrincadas formas de predios. Sus detractores señalan como sus mayores desventajas la dependencia de una fuente confiable de gran cantidad de agua y el perjuicio que el exceso de agua en el suelo genera a la planta, resultando en pérdidas de rendimiento apreciables, lo cual contradice el objetivo de evitar la helada para aumentar la producción. Sin embargo existen extensas zonas de cultivo en que el riego por aspersión es utilizado hoy con excelentes resultados, como Florida en Estados Unidos (cítricos), Río Negro en Argentina (manzanas) y diversos lugares en Chile, siempre en suelos permeables.

La cantidad de agua consumida es proporcional a la cantidad de grados que se busque retener, lo que depende de la velocidad de disminución nocturna de temperatura habitual en cada región. Por ejemplo, en Copiapó la temperatura disminuye en dos grados por hora durante una noche de helada. Alrededor de Santiago y hacia el Sur, disminuye un grado por hora. En Quillota, disminuye unos 0.7 grados por hora. Es necesario disponer de un flujo de agua que permita contrarrestar la velocidad de enfriamiento en cada caso.

El agua aporta calor al enfriarse a igual ritmo que la absorción de calor generada por la noche. Lo mismo sigue ocurriendo al congelarse el agua, pudiendo esta entregar una gran cantidad de calor durante ese proceso. Sólo una vez congelada toda el agua, podrá bajar la temperatura del suelo bajo los cero grados Celsius. No se debe pensar que el hielo alrededor de la planta es un protector, puesto que el hielo es un mal aislante y tiene una capacidad calórica más baja que el agua. Por ésto es que el flujo de agua no se debe interrumpir.

El riego por aspersión requiere una inversión promedio de US$ 3.500 por hectárea, pero su costo de operación es muy bajo. Su éxito depende, además de la necesidad de una fuente contínua de agua, de tener un equipo de operarios bien organizado para ocupar suficiente agua sin derrocharla, y de comenzar tempranamente, siempre que el agua alcance para llegar hasta el amanecer, y que no hayan cortes de energía!

TARROS ABIERTOS O CHONCHONES

Es el segundo método más usado históricamente. Hoy en día, grandes extensiones de terreno siguen siendo protegidas con este método en Argentina y Chile. Habitualmente se usan tarros de 1 galón, los cuales consumen 1 litro por hora de petróleo. El método requiere cero inversión y es muy efectivo si se colocan en formato de seis por seis metros, reforzando el frente de helada, lo que totaliza unos 290 unidades por hectárea. El tarro o chonchón sólo quema 25% a 30% del petróleo que consume. El resto se evapora, formando una enorme nube negra, la cual se desplaza al predio del vecino. Esta nube no protege durante la noche, pero retrasa la iluminación del sol al otro día, retrasando el calentamiento del terreno y posibilitando una helada peor durante la noche siguiente.

Otra desventaja del sistema es el gran consumo de petróleo (290 litros/hora/hectárea) y de mano de obra. Dos personas logran encender 240 calefactores en media hora, o sea 0.83 hectáreas. Hoy en día todos los métodos alternativos se amortizan rápidamente contra este costo. Estamos hablando de al menos una persona por cada 0.8 hectáreas y de un costo en petróleo de US$ 477 por helada de siete horas.

CALEFACTORES DE PREDIOS
Los calefactores de predios son un desarrollo natural de los tarros o chonchones y se fabrican desde 1911 hasta hoy en día. Se comenzó con burdos tarros de acero galvanizado, los cuales evolucionaron a calefactores de doble llama con una buena eficiencia y gases de combustión transparentes, gracias a que queman un 90% del petróleo consumido. Los calefactores de calidad son fabricados en Estados Unidos y Francia con chapa de acero galvanizado. Las imitaciones en acero pintado o enlozado se oxidan en dos temporadas y son ineficientes.

Un buen calefactor consume 2.2 litros por hora y se colocan de a 70 por hectárea. El interior del predio se llena en formato aprox. de 10 * 16 metros, y se refuerza el frente de entrada de la helada y los bordes laterales (ver ilustración 1). El consumo de petróleo baja a 154 litros/hora/hectárea. La inversión es baja y se justifica si hay pocas heladas. Dos personas pueden encender 120 calefactores en media hora, o sea 1.71 hectáreas. En términos de costos, debemos considerar al menos una persona por cada 1.6 hectárea y unos US$ 206 por hectárea por helada de 7 horas.

Para facilitar la operación, durante los años 60 se desarrollaron sistemas de cañerías de gas o petróleo con una operación centralizada. El alto costo operativo y gran complejidad de estos sistemas los hicieron ser desplazados a principios de los setenta, en la crisis del petróleo.

Durante los años 40 y 50, en Estados Unidos se desarrollaron diversos sistemas de calefacción de gran poder, fijos y móviles. Estos sistemas tuvieron un éxito limitado, ya que la naturaleza hace que las grandes masas de aire calientes ubicadas en exteriores, suban con gran fuerza, apenas mezclándose con el aire frío circundante. Este fenómeno generó un alcance muy corto para los equipos, haciendo impracticable su operación, salvo en heladas cortas y suaves. Los calefactores móviles, acoplados a la parte trasera de tractores, prestaron buena utilidad en heladas suaves que entraban en terremos planos formando caminos. La inefectividad en heladas fuertes, la dificultad de moverse y llegar a tiempo al punto de partida, y los errores en el seguimiento de la helada causaron la extinción natural del sistema.

En 1997 este concepto fue reflotado en Chile, utilizando una ventilación forzada horizontal que permite mezclar el aire caliente con el aire del campo antes que este suba. El sistema es sensible a la altura de la inversión térmica y a la intensidad de la pérdida de calor, pero en sectores de heladas suaves, con buenos accesos y plantaciones que permitan un buen paso de aire, la alternativa es efectiva. La cobertura será diferente en cada campo y en cada helada. Por ende, es muy importante medir temperaturas permanentemente durante la operación para decidir adecuadamente el recorrido del calefactor móvil durante la noche. Estos equipos no funcionan adecuadamente en cultivos muy densos o perennes, ya que se impide el movimiento de aire. La inversión es de unos US$ 2.500 por hectárea cubierta en promedio y el costo de operación involucra el consumo de unos 30 litros de gas y 4 litros de petróleo Diesel por hora, por hectárea.

HELICÓPTEROS

Este método es muy utilizado por las viñas en Chile y Argentina. A diferencia de la máquina de viento, el helicóptero no toma el aire entre 15 y 25 metros de altura sobre el terreno, sino que absorbe aire de distintas capas de altura, gracias a su hélice casi horizontal, para luego repartirlo sobre el suelo. El helicóptero se mueve sobre el terreno siguiendo a la helada, en forma similar a un calefactor móvil. Debe cubrir todo el terreno susceptible a helarse, y luego volver al orígen y repetir el ciclo antes de cinco minutos.

El método es efectivo cuando se dispone en heladas de tipo radiativo con una buena inversión térmica. Cuando esta condición existe, se puede cubrir una gran superficie sin necesidad de preparación previa. Resulta económico cuando las heladas atacan por un período corto y se está cerca de un aeródromo o base aérea. En caso contrario, se debe contratar el helicóptero para que se quede toda la temporada en "standby" al lado del predio, listo para entrar en acción en caso de presentarse una helada. Esta situación encarece mucho el método, razón por la cual ya no es popular en los países donde existe mayor experiencia en el control de heladas.

La inversión en máquinas de viento o riego por aspersión, se amortiza contra cuatro a cinco años de arriendo de helicópteros, quedando el agricultor con un activo utilizable por varios años. La compra de máquinas de viento por leasing resulta en cuotas anuales más bajas que el gasto anual por arriendo de helicópteros. Además, las alternativas mencionadas son más efectivas que el uso del helicóptero, porque no dependen en forma tan fuerte de la inversión térmica.

MÁQUINAS DE VIENTO
Estos aparatos fueron desarrollados por primera vez en Estados Unidos en 1915. Se trataba de grandes cilindros verticales de aire con una hélice horizontal en su interior. Al girar la hélice, esta hacía bajar el aire a través del cilindro, saliendo por orificios en su parte inferior. Con esto se mezclaba aire más caliente de la inversión térmica con el aire frío del suelo, levantando la temperatura. Más adelante se comprobó que haciendo girar la hélice al revés se lograba un mejor efecto. Sin embargo, el alcance era muy limitado, lo que encarecía el método. Esta tecnología se utiliza aún hoy en día en Uruguay con adecuados resultados en fondos de valles y lomajes.

En los años 30 se implementaron las primeras máquinas de viento con hélices ubicadas sobre una torre. Estas máquinas ocupaban poderosos motores y hélices de avión y probaron ser efectivas
para superficies grandes, ya que movían grandes masas de aire de las capas superiores y las desplazaban sobre el predio circundante a la máquina. La primera máquina de viento de producción en serie fue desarrollada a fines de los años 50 por Tropic Breeze de California, quien hasta mediados de los 80 colocó sobre 40.000 unidades, transformando a la máquina de viento en el método más estandarizado para el control de heladas. Hacia 1972 existían cinco fabricantes de máquinas de viento en Estados Unidos. En ese año Scheu Products (fabricante de calefactores de predios) vio peligrar su negocio debido a la crisis del petróleo. Adquirió el 50% de la empresa Orchard-Rite Ltd., quien hasta entonces fabricaba sistemas de cañerías a gas para control de heladas, y emprendió el desarrollo de la máquina de viento moderna con el aporte financiero de Scheu y la ayuda tecnológica de empresas del rubro aeroespacial.

A mediados de los 80, Tropic Breeze fue absorbida por Orchard-Rite, quien hasta hoy la colocado 14.000 nuevas máquinas de viento. Entretanto surgieron cuatro nuevos fabricantes que permitieron la existencia de una sana competencia. El mercado ha aceptado cada vez más este método, por ser el más benigno ecológicamente y porque el avance tecnológico ha hecho cada vez más efectivos a estos equipos. Hoy en día se instalan alrededor de 1100 máquinas de viento al año en el mundo. Se han desarrollado diversas formas adicionales de aplicación, las cuales a veces cobran más importancia que el mismo control de heladas y permiten amortizar en forma rápida la fuerte inversión que estos equipos implican.

La inversión en máquinas de viento se eleva a US$ 3.300 por hectárea protegida. Además hay que considerar un costo por consumo de gas de 10 litros por hora por hectárea (durante unas 7 horas por helada). El costo de mano de obra es irrelevante pues se requiere de un operador calificado por cada 20 hectáreas. El costo de mantención es de unos US$ 33 por hectárea por año.

COMENTARIOS A LA OPERACIÓN DE LAS MÁQUINAS DE VIENTO EN CHILE
Existen mitos que dicen que las máquinas de viento sólo levantan uno o dos grados con una buena inversión térmica, y que en las heladas de advección son inefectivas. Peor aún, se ha dicho que en las heladas de advección generadas por masas polares son incluso más perjudiciales. La verdad es que las máquinas de viento fabricadas hoy en día tienen sus ciclos de giro muy afinados y mueven volúmenes de aire antes insospechados. Ellas no levantan temperatura, sino generan una recirculación de aire que cubre toda una circunferencia alrederor de ellas, mezclando el aire del suelo con el que se encuentra desde 15 a 25 metros de altura. Esto frena la pérdida de calor del suelo y hace que la temperatura baje más lentamente en la zona protegida por la máquina, que en los predios aledaños.

Por ende, mientras antes se encienda la máquina de viento, mayor temperatura va a retener. En la zona central se encienden a 1 grado sobre cero, mientras en el valle del Río Copiapó ya se encienden a 2.5 grados, porque la temperatura baja bastante más rápidamente. Si no hiela, se apagan las máquinas. Es mejor prender de más que de menos, y así nunca se combate tarde una helada.

En caso de una helada de advección de orígen polar, la humedad del aire será inferior a lo normal en cada zona y este contendrá menos calor, por lo que el aire se enfriará mucho más rápido que lo normal. Por eso es importante encender lo antes posible, ojalá a 3 grados centígrados en la
zona central. Al encenderse la máquina de viento, la temperatura del campo seguirá descendiendo, pero a un ritmo menor. Por lo tanto mientras antes se encienda, menor será la posibilidad de daño. Si esto aún no es suficiente, se deben colocar 90 a 115 calefactores de predios en un círculo alrededor de la máquina de viento. Estos aportarán el calor suficiente para ser recirculado durante la noche por la máquina de viento y conservar la temperatura. La necesidad de agregar calefactores deberá ser determinada por el proveedor de las maquinas de viento, junto con indicar cuándo debieran encenderse.

El método de control de heladas a escogerse debe siempre ser seguro y fácil de operar. Ha ocurrido muchas veces que los helicópteros parten demasiado tarde o que el calefactor móvil no puede transitar a la velocidad adecuada por exceso de follaje o por anegamiento del terreno. Además, el éxito del control de heladas dependerá mayoritariamente del criterio del piloto y su detallismo para cubrir bien las áreas afectadas, sin conducir erróneamiente las masas de aire.

El éxito de las máquinas de viento dependerá más que nada de una adecuada instalación. Los proveedores de los sistemas deben tener el expertise adecuado para proponer una instalación completa y bien diseñada en cada predio. Otro factor relevante en el éxito de estos sistemas es tener responsables claros y un procedimiento adecuado para el encendido y apagado de las máquinas de viento, el cual debe ser implementado con la asesoría de los proveedores de los equipos. Así se evita la necesidad de improvisar, ya que estará todo pensado previamente.

Otras aplicaciones de las máquinas de viento
SECADO RÁPIDO
La lluvia sobre la fruta crecida es un problema, sobre todo en cerezas, donde se parte, y en arándanos y uvas, donde se daña la superficie y la condición de la fruta. En muchos casos el valor de la fruta se reducirá a una fracción. En estos cultivos, el daño por lluvia puede ser más perjudicial que en una helada. Las máquinas de viento se encienden inmediatamente tras la lluvia, secando rápidamente unas 5 hectáreas cada una. En uvas de viña y de mesa, la acción secadora de la máquina de viento frenará la botritis, eliminando la necesidad de aplicar químicos.

El secado rápido se realiza hoy en diversos cultivos de uva de mesa en Graneros y Doñihue. El secado de arándanos no se realiza aún en Chile, pero sí con gran éxito en Washington, E.E.U.U. El secado de cerezas se realiza enextensas zonas de los Estados Unidos, desde hace más de 20 años. En Chile ya se realiza en Romeral.

El secado en viñas es realizado con gran éxito en Mulchén, donde tras una hora a una hora y media se logran secar íntegramente los racimos de variedad Riesling, evitanto la necesidad de aplicar botricidas, con el consiguiente costo y riesgo de los períodos de carencia.

ADELANTO DE LA COSECHA EN UVAS DE MESA Y MANZANAS
El precio de exportación suele depender de qué tan temprano ocurra la cosecha. Durante la época temprana de los brotes, casi todas las noches llegan cerca de los cero grados, generando stress a las plantas. Este stress retrasa y hasta detiene el crecimiento, quitando vigor a las plantas y atrasando el desarrollo de los brotes. En cultivos de uva de mesa en Copiapó, en 1998 hubieron cinco heladas durante el período de riesgo, pero las máquinas de viento fueron encendidas durante 33 a 45 noches. En manzanas y uvas de viña se obtienen resultados similares. Este año se les dará un mayor seguimiento para facilitar su cuantificación.

El caso de Copiapó es muy relevante. Un adelanto de siete a once días en la cosecha puede elevar drásticamente los precios de exportación, lo que permite amortizar la inversión tres a cuatro veces en un año. El aumento de producción también es una consecuencia clara del uso abundante de las máquinas de viento en la zona. Se han registrado aumentos de producción aislados de hasta 50%. Esta práctica ya es común en Copiapó y probablemente generará una inversión colectiva de gran escala en máquinas de viento durante las próximas temporadas.

MEJORAMIENTO DE PRODUCTIVIDAD Y CALIDAD EN UVAS DE VIÑA Y MANZANAS
En uvas de viña y manzanas, el adelanto del desarrollo de los brotes dará a la planta más tiempo para desarrollar sus frutos, logrando un tonelaje entre 8% y 20% mayor por hectárea. A su vez, la uva vinífera alcanzará a lograr un mayor grado de alcohol y las manzanas una mejor calidad.

ENFRIAMIENTO DE ARÁNDANOS Y MANZANAS ROJAS EN VERANO
Las máquinas de viendo pueden ser instaladas con un sistema de inyección de agua vaporizada, el cual bombeando sólo 8.5 m^3 de agua nebulizada en el torrente de aire de la máquina, enfría el aire drásticamente, reduciendo la temperatura ambiente en 3.0 a 3.5 grados, y enfriando la fruta de color en 9 grados, sin mojarla ni mancharla. No olvidemos que la fruta de color se calienta mucho bajo la radiación del sol porque la absorbe. Así evitamos que la fruta y la planta pasen los 34 grados y logramos que ambas mantengan su desarrollo ininterrumpido.

Como resultado en manzanas tenemos mejor color, calibre y 10% más tonelaje por hectárea 10% mayor, con muy bajo daño por golpe de sol. En arándanos evitamos el cocimiento de la fruta y aseguramos su condición exportable como fruta fresca. Además en ambas especies se acelera el crecimiento y se adelanta la cosecha, factor favorable para lograr mejores precios.

La instalación del sistema de bombeo y vaporización de agua involucra agregar numerosos accesorios de alto costo a la máquina de viento. Esto implica un aumento en la inversión de US$ 900 por hectárea protegida.

Después de cinco años de desarrollo de prototipos, las versiones actuales de vaporizadores de agua ya se establecieron como el mejor y más benigno medio de enfriamiento en manzanos en Washington y en California, donde ya hay unos 200 máquinas de viento equipadas con el sistema. Durante el verano 98/99, cinco máquinas de viento con inyección de agua vaporizada operaron durante 220 horas en Mulchén, protegiendo manzanas Fuji y Royal Gala. La mejora de color y la casi total ausencia de golpe de sol mejoraron de 70% a 82% el porcentaje exportable con respecto a predios aledaños. Sin considerar el aumento de calibre ni la protección contra heladas, se amortizó toda la inversión más el consumo de combustible en una sola temporada.

Como consecuencia del éxito logrado, ya se están instalando nuevas máquinas equipadas con vaporizadores al sur de Temuco, y se prevé la instalación de numerosas unidades adicionales en Rancagua, Talca y Linares.

Al haber temperaturas demasiado altas previo a la cosecha, los arándanos sufren un deterioro en su condición de exportabilidad como fruta fresca. La alternativa es exportar en calidad de congelados, lo cual disminuye drásticamente su precio.

El sistema de vaporización de agua permite evitar los excesos de temperatura en las frutas y en las plantas, para lo cual será probado este verano en las regiones octava y novena en Chile, y en la provincia de Buenos Aires en Argentina. Se buscará lograr un mayor tonelaje junto a una calidad mejor y más pareja, similar a la que se obtiene el zonas de hemisferio norte donde el exceso de calor en verano no es un problema.

REDUCCIÓN DEL FRÍO Y CALOR EXCESIVOS DURANTE LA CUAJA EN PALTOS

Dándose las condiciones y manejo adecuados, una hectárea de paltos Hass entregará al menos 10000 kg de paltas por temporada. Si les damos un precio de US$ 1.00 por kg, son US$ 10.000. Si sufrimos la acción de heladas o de temperaturas muy bajas durante la cuaja, la producción bajará fácilmente. Durante la cuaja nos interesa tener temperaturas no inferiores a 9 grados en las noches. Pese a ser un eficiente instrumento contra las heladas, la máquina de viento es menos eficiente operando en ese rango de temperatura, pero de todas maneras frenará el descenso térmico durante la noche para minimizar el tiempo de exposición a bajas temperaturas, y por ende permitir una cuaja notablemente mejor.

Esta práctica recién comenzará a ser promovida este año en Chile. En California, desde hace tiempo se están encendiendo las máquinas de viento en la noche para subir la temperatura y mejorar la cuaja. También se encienden durante el día cuando hace demasiado calor sin viento, para evitar el exceso de calentamiento y sequedad, y lograr una buena cuaja. Una práctica similar se realiza en manzanos en Washington, E.E.U.U.

Al igual que en las manzanas y en los arándanos, agregar el sistema Agri-Cool permitirá retener la temperatura ambiente en unos 3 grados, y la de las plantas en unos 7 grados, aumentando la humedad del ambiente. El sistema podrá operar con viento de hasta 15 km/h.

AUMENTO DE PRODUCCIÓN EN ALMENDROS
La mayoría de los predios de almendros no experimentan pérdidas productivas grandes por acción de las heladas. Casi todas las colocaciones de máquinas de viento en estos predios han sido de tipo preventivo, porque no se han sufrido heladas sino cada tres o cuatro años. Sin embargo, cada vez que se han colocado máquinas de viento, se han experimentado aumentos notables en la producción con respecto a cuarteles aledaños no protegidos, producto de una mejor cuaja y un menor aborto natural. Esto se ha experimentado cuando las máquinas se operan en toda ocasión donde hayan temperaturas cercanas a cero grados durante el brote y la cuaja. El resultado es una producción entre 15% y 30% mayor. La práctica de este beneficio se realiza hoy en almendrales al norte de Rancagua y en Requínoa.

Población de máquinas de viento en Chile

Las primeras 20 máquinas de viento instaladas en Chile fueron compradas a Tropic Breeze a fines de los setenta y principios de los ochenta. Después sólo se importaron unidades aisladas hasta 1995, año en que empezaron a instalarse nuevamente. Hoy se instalan a razón de unas 110 unidades por año. Su población es aún muy escasa pero cumple exitosamente con los objetivos de protección.
ZONA
Copiapó
La Serena
Combarbalá
Cabildo, Petorca, Longotoma
Quillota, Limache
Colina, Lampa
Curacaví
Casablanca
Mallarauco, Melipilla
Naltahua, Talagante
Rapel
Maipo, Pirque, Paine
Rancagua
Requínoa
Peumo
San Vicente de Tagua Tagua
Romeral, Curicó, Molina
Mulchén
Freire
CULTIVO
Uva de mesa
Papaya, cítricos
Cítricos
Palta
Palta
Nectarines, uva de mesa
Palta
Viña
Palta, almendra
Palta, almendra
Almendra
Almendra, palta
Uva de mesa, viña, cereza
Almendra, uva, ciruela
Palta
Almendra
Cereza, Viña, uva de mesa
Viña, Manzana roja
Manzana roja
HECTÁREAS CUBIERTAS
250
15
20
72
414
75
30
115
38
72
24
30
240
60
35
42
140
70
12

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